La industria ha reemplazado ingredientes que adicionan azúcares, grasas saturadas y sodio, por aditivos que aspiran a mantener y realzar el sabor dulce, salado o graso. El objetivo de esta reformulación, más que mejorar la calidad nutricional del producto, pareciera ser únicamente quedar bajo los límites establecidos, para así no ser merecedores del sello de advertencia, ni de las prohibiciones de venta y publicidad (Fuente).
