IMPACTO DEL SISTEMA DE ALERTAS “SEMÁFORO” DE CONTENIDO DE AZÚCAR, SAL Y GRASA EN ETIQUETAS DE ALIMENTOS PROCESADOS: ENFOQUE CUALITATIVO
Por: Antonio Francisco Poveda Guevara
Introducción
Ecuador se ha convertido en el primer país en Latinoamérica en reglamentar la obligatoriedad de la colocación de un sistema de semáforo en las etiquetas de productos alimenticios para alertar a los consumidores sobre la cantidad de azúcar, sal y grasa (Ortiz, 2014). La medida tomada en el acuerdo ministerial 4522 del 15 Noviembre del 2013 contiene el reglamento sanitario de etiquetado de alimentos procesados para el consumo humano cuyo objetivo principal es regular y controlar el etiquetado de alimentos procesados garantizando información oportuna, clara, precisa y no engañosa sobre el contenido de los alimentos (Ministerio de Salud, 2013). El Artículo 12 del reglamento establece que se ubicará en las etiquetas de los productos un sistema gráfico con barras de colores rojo, amarillo y verde que reflejaran el nivel de concentración de azúcar, sal y grasa de bajo 3 categorías: de concentración “Baja”, de concentración “media”, de concentración “alta”.
Este sistema debía estar enmarcado en un cuadro de fondo gris o blanco en la parte frontal de la etiqueta. Sin embargo, posteriormente el Acuerdo Ministerial 4866 permitió que pueda ser ubicado en el panel secundario (parte de atrás) lo cual demuestra que de alguna manera el Ministerio de Industrias flexibilizó las reglas (Orozco, 2014).
El “Reglamento sanitario sustitutivo de etiquetado de alimentos procesados para el consumo humano” (Ministerio de Salud Pública, 2014) publicado el lunes 25 de Agosto, contempla cambios interesantes, entre ellos la modificación de la prohibición de usar logos, certificaciones y/o sellos de asociaciones, sociedades, fundaciones, federaciones o de grupos colegiados, que hagan referencia a la calidad y composición del producto. En su lugar se indica que estos únicamente no pueden hacer referencia a beneficios a la salud por el consumo de un determinado alimento procesado. Se elimina también la prohibición de usar la imagen de profesionales de la salud y celebridades. Pese a que la colocación de “semáforos” indicadores en las etiquetas de productos alimenticios no se ha realizado en muchos países, existen varios artículos sobre esta temática. A continuación se muestra algunos resultados de los estudios presentados por diversos autores:
En su review, Saenz-Valero (2012) indica que fue capaz de encontrar 133 artículos mediante revisión de la literatura científica sobre las intervenciones orientadas a reducir el consumo de sal a través de mensajes en el etiquetado.
Ayala et al. (2010), a través de una encuesta por correo en los años 2005 y 2008, encuentra que en Estados Unidos se redujo el consumo de sal de 48% a 56% y aumentó la lectura del contenido de las etiquetas de 64% a 69%. Algunos años antes, Heimbach (1985) había realizado una encuesta en el citado país encontrando que el 38% de los encuestados dijeron leer las etiquetas de los productos para evitar consumir sal en exceso. Adicionalmente, en el mencionado estudio se consulta a los encuestados las causas por las cuales consideran ellos que las personas no optan por productos bajos en sal y el 49% indicó como motivo que los productos bajos en sal son más caros; 38% debido a que no tienen buen sabor y 35% porque consideraban que eran productos para personas enfermas.
Según Grimes et al. (2009) en un estudio en centros comerciales de Melbourne- Australia el 69% de los encuestados dijo leer el etiquetado de sal a la hora de comprar pero preocupantemente el 50% de la muestra no fue capaz de realizar compras bajas en sal, a pesar de apoyarse en la etiqueta.
Otro estudio en Australia concluyó que el uso de semáforo de advertencia frontal hacía que fuese cinco veces más probable que los entrevistados identificaran productos más saludables que con otro tipo de etiquetas (Kelly et al., 2009). Feunekes et al. (2008) analizó la aplicación del sistema semáforo en la etiqueta frontal de tres productos a través de encuesta en cuatro países europeos. Considerando dimensiones tales como el gusto (liking), comprensión, credibilidad y salud percibida; encontró que el sistema de etiquetado es entendido, gustado y creíble pero inferior a otros sistemas para diferenciar productos saludables de los no tan saludables.
Sin embargo, Mhurchu & Gorton (2007), encuentran que los consumidores no son capaces de comprender etiquetas que muestran diferentes nutrientes simultáneamente, por lo que terminan basando su decisión de compra únicamente en función del contenido de grasa.
A partir de la consulta de los resultados de las investigaciones mencionadas anteriormente, este trabajo pretende analizar cuál es el impacto en el consumo alimenticio de la familia guayaquileña ocasionado por la colocación del sistema gráfico de alerta del nivel de grasas, azucares y sal “semáforo” en las etiquetas de productos alimenticios procesados. El investigador aborda el problema de investigación a través del análisis de 4 subpreguntas de investigación que permiten un exhaustivo análisis del impacto en el consumo del sistema de alertas en el etiquetado:
- ¿Cuál es el proceso de compra que llevan a cabo las familias guayaquileñas
en el supermercado? - ¿Cuáles son los factores que afectan la decisión de compra en el
supermercado? - ¿Se percatan o son conscientes los consumidores de la existencia del
sistema gráfico en los productos que consumen? - ¿La familia guayaquileña considera beneficioso o útil para la salud
la presencia del sistema gráfico “semáforo” en los productos?
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